A la hora de instalar una pérgola de madera ha de tenerse en cuenta varios factores:
– Lugar de instalación.
– Clima de la zona.*
¿Porque ha de tenerse en cuenta esto?.
Sencillamente el motivo es la Higroscopia (Capacidad de absorber humedad del medio ambiente), así la madera es una buena candidata, lo que contribuye a que se modifique su densidad y dimensiones, por lo que lo más recomendable será un tipo de madera que acuse en el menor grado posible, este efecto.
TIPOS DE MADERAS: La madera empleada en la fabricación de un pérgola es: Pino, Roble, Fresno, Tilo, Haya, Cerezo, Nogal etc.
Otros tipos de madera: La madera tropical como Ipe, Iroko, Sepelli, Sipo etc.
La madera, como elemento vivo, es vulnerable al ataque de xilófagos (pequeños animales que se alimentan de madera) que la deterioran hasta hacer perder su función. Para evitar este extremo y prolongar la vida útil de la madera, conviene tratarla siempre en función de la clase de riesgo en la que se encuentre.*
Las clases de riesgo son:
1) El elemento está bajo cubierta protegido de la intemperie y no está expuesto a la humedad, 0casionalmente se puede alcanzar una humedad ambiental elevada.
2) No está en contacto con el suelo pero sometido a una humidificación frecuente.
3) Esta en contacto con el suelo o con agua dulce y sometido a un grado muy elevado de humedad.
4) Está permanentemente en contacto con agua salada.
Así después de dar esta breve descripción, la madera empleada en la fabricación de las pérgolas están tratadas de manera que su mantenimiento para el cliente es mínimo y sencillo. Hay varios tipos de tratamientos, aunque en este apartado vamos a explicar el Tratamiento Autoclave.*
¿Qué es el tratamiento Autoclave?
El tratamiento en autoclave garantiza una protección de la madera con el objetivo de prolongar la vida de la misma frente a ataques de xilófagos. El método logra una máxima impregnación de la madera por medio de un ciclo de Vacío-Presión-Vacío, y usando como producto protector sales hidrosolubles de cobre libres de arsénico y cromo.
Vacío inicial: se extrae aire almacenado en la madera.
Presión: Aplicación de las sales de cobre en las células de la madera a las que se les ha sacado el aire anteriormente.
Vacío final: limpia las caras de la madera de restos de producto que no se haya fijado a la madera.
Con ello, la madera queda protegida para soportar las condiciones más adversas en el exterior y en contacto directo con el suelo o incluso el agua dulce. Así, cuando la madera llega al cliente es un producto tratado y preparado para que su mantenimiento sea mínimo.